Tiempo han tardado los miembros de la Real Academia en
pronunciarse sobre el desconocimiento lingüístico de los políticos que han
acuñado la atribución al lenguaje de “sexista”
o “no sexista”.
Algunos profesores de Gramática, desde que empezaron a poner
de moda “ciudadanos/as”, “alumnos/alumnas”,
o incluso el uso el signo informático “@”, nos hartamos de predicar en las aulas que el lenguaje no
es ni sexista ni no sexista por un elemental principio lingüístico que ya estableció
Saussure al enseñar que el signo lingüístico es arbitrario en cuanto a la
relación de su “significante” con el “significado”. Sólo las personas son “sexistas”
o “no sexistas” al establecer prioridad de un sexo sobre otro . Si a una
palabra, ya termine en “os”, en “as” o en "es" , le asignamos que con esa relación signifiquemos ambos
sexos, significará ambos sexos. Y nada
más. Yo compartí docencia con un profesor con fino sentido del humor que decía:
“…si no les gusta llamarnos “profesores” al conjunto de los hombres y mujeres
de este claustro, que nos llamen “profesoras”, pero que no hagan más el
ridículo por falta exclusiva de conocimiento elemental de la ciencia lingüística…”
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