DEMOCRACIA ECONÓMICA (1)


LA DEMOCRACIA ECONÓMICA
DISCURSO PRONUNCIADO EN BARCELONA PARA PRESENTAR LA PONENCIA: "PERSONAL LABORAL (SECTOR PRIVADO)"
CONGRESO C.S.I.F. BARCELONA. Hotel Sants, Junio l988

Presentada por JESÚS GARCÍA CASTRILLO
Compromisario por Málaga


No quisiera hacer una serie de declaraciones de principios, ni tampoco una enumeración de las distintas opciones sindicales, para ver dónde nos encontramos nosotros. Sencillamente, intentaré dar una pinceladas acerca de lo que consideramos que debe ser el sindicalismo a partir de ahora, enmarcado en nuestra sociedad concreta.
Los llamados "sindicatos de clase" se autodenominan la oposición antagónica al sistema capitalista. Esto quiere decir que el objetivo principal de los trabajadores organizados en un sindicato de clase, ha sido intentar fulminar y olvidar el sistema de libre mercado, creyendo firmemente que por ese camino se defenderían mejor los intereses de los trabajadores.
Naturalmente, la historia la confirmado ese espejismo que, en su comienzo, fue una ilusión bienintencionada, pero que, al final, ha supuesto el sacrificio y el esfuerzo sobrehumano de muchos trabajadores desgastados en esa pretensión.
Nuestro papel, no consiste, ni mucho menos, en fustigar a estas organizaciones sindicales, ni competir con ellas. Eso sería absurdo. Antes bien, colaborar con ellas y reconocer las pequeñas conquistas sociales a las que se ha llegado gracias a los denodados esfuerzos de algunos trabajadores a lo largo de los siglos XIX y XX. Me refiero, al hablar de estas organizaciones sindicales, a "Sindicato Obreiro Galego, Solidaridat D'obrers de Catalunya, Solidaridad de Trabajadores Vascos, Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras.
Es hora de que los trabajadores nos demos cuenta de que lo fundamental no es abolir el sistema capitalista sino abolir el oligocapitalismo. Es decir, el que no sean unos pocos solamente los que posean y controlen el capital de las empresas.
Está bien claro que en dos siglos no hemos conseguido abolir el sistema capitalista y donde lo han conseguido se están arrepintiendo, por lo que parece evidente que el sistema idóneo para conseguir la igualdad de todos los ciudadanos no es abolir el sistema capitalista sino hacernos dueños de los medios de producción. Es decir, que todos seamos capitalistas y lleguemos a un estado de PAN-CAPITALISMO. Los medios para conseguir esto intentaré desarrollarlos más adelante.
También hemos de percatarnos de que, con la principal arma que tenemos, que es las huelga, lo que conseguimos es que, a la postre, nos perjudiquemos todos, y los que más, los trabajadores. Por ello creo que hemos de cambiar de tácticas, ya que no es la huelga el arma más eficaz con la que contamos, como se ha creído hasta ahora, aunque, a veces, pueda sernos útil y tengamos que utilizarla con muchísima inteligencia y en circunstancias muy medidas.
¡Nuestra mejor arma es el sindicato independiente; desde el que podamos empezar a aglutinar nuestros pequeños ahorros!
Estamos de acuerdo con los sindicalistas autodenominados "de clase" en que las organizaciones sindicales potenciadas por dictaduras no han llegado a nada sino a fomentar odios y rencores. A estos sindicatos se les llama "sindicatos de represión". A nosotros, iniciadores del Sindicato Independiente, lo de los nombres nos da lo mismo; el caso es que no podemos compartir ni colaborar con ninguna de estas organizaciones sindicales ya que parten del error, que es la dictadura; y "quien parte del error, cuanto más lógico, peor".
Nosotros, sindicalistas independientes, reconocemos que partimos con ventajas ya que, cuando unos pocos funcionarios del Estado comenzábamos a asociarnos, contábamos ya con el resto de las experiencias sindicales, obtenidas durante dos siglos, y contábamos también con la constatación del atasco al que han llegado los distintos sindicatos, del que no pueden salir. Para salir de ese atasco hemos sido los funcionarios de las administración española los que hemos potenciado este sindicalismo independiente porque hemos acumulado el bagaje que nos ha dado la experiencia de haber tenido que administrar los distintos regímenes económicos y políticos que se han sucedido durante estos dos siglos.
El sindicalismo independiente debe exigir que, no sólo el funcionario sino también el trabajador de la empresa privada sea independiente del poder político en dos sentidos:
1) Que no sea correa de transmisión de ningún partido político.
2) Que no esté sujeto a los cambios políticos en el poder.
Los que somos hijos y nietos de maestros, funcionarios de la República o de las monarquías, hemos sabido lo que son las persecuciones y lo necesario que hubiera sido siempre el sindicalismo independiente. Aunque hayamos sido los funcionarios de la administración los impulsores del sindicalismo independiente, hemos tenido claro que no hemos sido corporativistas como malintencionadamente se nos pretende insultar, puesto que el sindicato independiente defiende los intereses de todos los trabajadores.
Nuestro sindicato no pretende, pues, defender los intereses de los cuerpos de las administraciones del Estado solamente. Este ha sido el comienzo de las organización en sus primeras fases. Nosotros no hemos tenido un líder sindical que se subiera al podio para deslumbrar a la muchedumbre. En nuestro sindicato independiente hemos sido miles y miles de "líderes" callados, eficientes y abnegados funcionarios de la administración, que sin afán de protagonismo nos hemos asociado espontáneamente porque coincidíamos en lo fundamental que era nuestro INDEPENDENTISMO, y como sabemos que no somos los únicos con visión de futuro, sino que la mayoría de los trabajadores tiene esa misma visión, es por lo que estamos dando a conocer nuestra asociación sindical independiente al resto de trabajadores de todas las empresas de España.
Algunos afiliados a sindicatos autodenominados "de clase" creen que somos un sindicato de los que ellos llaman "de Conciliación". Pues... ¡Se equivocan!
No dejaremos de explicarles que:
1) Los que ellos llaman sindicatos de Conciliación aceptan la estructura de la sociedad dominada por los oligo-capitalistas y nosotros no la aceptamos.
2) Que no es nuestra intención colaborar de forma eficaz y leal con los patronos con conductas calificadas de responsables, para subordinar las reivindicaciones sindicales al interés general de la nación, ya que ese planteamiento constituye meras palabras y por simplista es en sí una estupidez.
¡NUESTRO PAPEL SINDICAL SUPONE UN GRAN SALTO EN LA EVOLUCIÓN SINDICAL, ANÁLOGO A UNA MUTACIÓN GENÉTICA!.
Hemos de acostumbrarnos a que nuestros planteamientos sindicales suenen casi a blasfemia a los antiguos sindicalistas; pero hemos de ser muy comprensivos con ellos, ya que, los más ancianos han tenido que luchar como en la selva, sin tregua, haciendo de los sindicatos de clase casi un fin un sí mismo. El sindicato no es un fin en sí mismo, sino un medio organizativo para que, a través de él, consigamos una vida digna para todos.
De la misma manera que la Revolución Francesa había creado las condiciones necesarias para el desarrollo del movimiento obrero europeo, somos los sindicalistas independientes los que tememos que crear las condiciones necesarias para el futuro sindicalismo. Para ello, no podemos quedarnos anquilosados en las reivindicaciones iniciadas por Anselmo Lorenzo y Pablo Iglesias, aunque sigamos de la mano de las más viejos sindicalistas defendiendo todo lo que aún no está conseguido en lo referente a reducción de jornada, seguridades sociales, accidentes y enfermedades profesionales, etc.
Tampoco podemos olvidar principios tan claros como los del preámbulo del "Memorial a la Clase Obrera": aquello tan sabido de que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la misma clase obrera". Somos los que hemos surgido de la clase obrera, de pequeños industriales, de funcionarios de las distintas administraciones en tiempos de la República o de la Dictadura, y hemos tenido la suerte de acceder a medios intelectuales y universitarios, junto con el resto de los trabajadores manuales, los que hemos de marcar caminos de emancipación, porque los oligo-capitalistas lo tienen todo: tienen a los políticos, fieles hasta el paroxismo, nos tienen a los funcionarioss para trabajar para ellos y tienen al resto de los trabajadores en sus fábricas.
No podemos olvidar tampoco que la emancipación de la clase obrera no es una lucha para conseguir privilegios ni monopolios de clase sino que es una lucha por idénticos deberes y derechos para destruir precisamente toda dominación de clase.
Desde luego, hacemos nuestra, como continuadores sindicales, una idea fundamental y es que "la sumisión económica del obrero bajo los propietarios de los medios de producción (a los que yo llamo oligo-capitalistas) es la fuente de esclavitud, de miseria social, de atrofia espiritual y de dependencia política".
El mensaje que tenemos que transmitir es que el odio a los oligo-capitalistas no conduce a nada, y que la única manera de repartir consiste en hacernos los propietarios de los medios de producción.
La burguesía, en su afán de conservar el oligo-capitalismo, ha aprovechado cualquier coyuntura favorable para limitar los derechos adquiridos por los trabajadores y así, los oligo-capitalistas aprovecharon el fascismo y el nazismo para controlar a la clase obrera y seguir siendo oligo-capitalistas.
Nuestros padres, abuelos y bisabuelos trabajaron y se asociaron no para que sus hijos y nietos siguieran siendo controlados a cambio de unas mejoras salariales y cuatro cosillas más, sino para que sus hijos y nietos llegaran a ser propietarios de las empresas. Nosotros hemos de conservar la calma y no fomentar odios a los nietos de los que aplastaron a nuestros abuelos ni a los que han aprovechado el sistema oligo-capitalista y acceder a él. Vamos a hacerles entender que lo que no queremos es ese oligo-capitalismo, que lo que nosotros queremos es el pan-capitalismo, que la empresa sea propiedad de los trabajadores.
Tengamos los ojos bien abiertos porque no nos van a dejar conquistar fácilmente ese derecho, pero podemos entrar de lleno en ese empeño, ya que las condiciones están creadas. Lo que tenemos que hacer es perfeccionarlas.
Hemos estado oyendo a los sindicatos de clase gritar hasta la saciedad: "la tierra para el que la trabaja"; y nada ha conseguido el obrero del campo en este sentido porque las condiciones de acceso a la propiedad de la tierra nunca estuvieron creadas.
Hagamos una reflexión de pretérito ficción: ¿Qué hubiera sucedido si una tierra hubiera estado escriturada, no en hectáreas, sino en decímetros cuadrados? A alguien le puede parecer que sería el minifundismo más ridículo, pero, no me estoy refiriendo a cultivar parcelas de un decímetro cuadrado sino a que una finca pueda ser propiedad no de un latifundista sino de 500 obreros. Pues hubiera ocurrido que con el correr de los tiempos, la tierra hubiera ido a parar a manos de los que la hubieran trabajado.
Contamos con la ventaja de que las grandes empresas industriales están divididas de esa manera y todos los trabajadores tenemos acceso a adquirirlas en parcelas de decímetro cuadrado, no para trabajar cada uno su parcelita, sino para poseer la empresa todos, y lo que va a ocurrir con el correr del tiempo es que la empresa pasará a ser de todos los que la trabajen.
Nuestro PROGRAMA SINDICAL, pues, se puede ir materializando en los siguientes puntos:
1) Empezaremos por exigir una parte de los dividendos repartidos entre los accionistas de la empresa.
2) Cuando haya ampliaciones de capital gratuitas para los accionistas, exigiremos que una parte la adquieran los trabajadores de la empresa por derecho. Esto traerá consigo modificaciones legales en las sociedades anónimas.
3) Seguiremos por informar y formar a los trabajadores que carezcan de suficiente formación económica, sobre los procedimientos de adquirir acciones de la empresa. Las que se realicen a la par del nominal, que el obrero por ser trabajador de la empresa, tenga acceso a la misma ampliación y que el obrero pueda adquirir acciones nuevas, pero de momento no esté autorizado a vender los derechos que le correspondan por ser obrero, y sí pueda vender los derechos que le correspondan por ser accionista, naturalmente. Este punto habrá que desarrollarlo en cuanto a legislación, ya que tendrá que estar en vigor hasta que todos tengan la suficiente formación como para poder decidir libremente sobre el destino de sus derechos.
4) Hemos de convencer a todos los trabajadores, de que más de de DOS MIL MILLONES de pesetas, jugados a las distintas loterías cada semana por los trabajadores españoles, son una payasada fomentada sin ninguna clase de pudor y sin vergüenza, por políticos indecorosos y por todos lo que quieren perpetuar el oligo-capitalismo; y que esas doscientas, o mil, o dos mil pesetas semanales que se le arrebatan al obrero, constituyen una de las mayores canalladas, ya que se les ha hecho creer a los trabajadores, que ejercen su libertad al ir a comprar o sellar los boletos.
5) Apoyaremos a cualquier gobierno (no olvidemos nunca nuestro independentismo) que no castigue fiscalmente al obrero que invierta sus exiguos ahorros comprando parte de su empresa o de otras, eximiendo de impuestos estas compras y subvencionando los costos de las transmisiones en vez de subvencionar culturetas de barrio o fiestas verbeneras.
6) Apoyaremos, sin ser correa de transmisión de nadie, a los grupos políticos que trabajen para que las leyes se cambien o se acomoden en los términos anteriores a favor de los trabajadores.
Consideramos que lo que en otros tiempos fue válido como acicate de lucha, hoy puede constituir un sinsentido como aquello que querían los sindicatos de clase de abolir el capitalismo, ya que hasta las mentes menos dotadas por la naturaleza se han percatado de que es el menos malo de los sistemas y algunos nostálgicos sindicalistas todavía hablan de "lucha contra la máquina" o de "abolir el trabajo de la mujer", cuando, a donde debemos de llegar es a ser dueños de la máquina.
Veamos un ejemplo teórico:
Una empresa como la "Renault" que tiene en circulación, o lo que es lo mismo, que la propiedad de la empresa está dividida en VEINTITRÉS MILLONES DE ACCIONES. Cada acción tiene un valor nominal de mil pesetas. Esto quiere decir que cada entero vale diez pesetas ya que cada entero es el 1% del nominal.
El día que cotiza a 600 enteros, quiere decir que cada acción cuesta 6000 pesetas. Es decir, que si ese día teóricamente se hubiera podido comprar, toda la empresa hubiera costado CIENTO TREINTA Y OCHO MIL MILLONES.
Si los trabajadores españoles despilfarran al mes OCHO MIL MILLONES, teóricamente hubiéramos podido comprar toda la Renault en 17 meses. Esto resultaría de comprar la empresa en el mercado libre de valores, en Bolsa, y no digo nada si exigimos que dividendos y ampliaciones pasen en una parte, por derecho, a los trabajadores.
Que no se desanimen los más pesimistas ya que esto es infinitamente menos utópico que el que al final del siglo XVIII los niños dejaran de trabajar 14 horas al día para conseguir una mala comida.
Imaginemos que esta misma empresa realiza una ampliación, libre de gastos, de 1 por 50, quiere decir que se ampliarían 460.000 acciones. Si trabajan en la empresa 20.000 empleados y exigimos una acción por cada cinco años trabajados en la empresa (que no es mucho pedir, precisamente), a una media de 10 años trabajados por cada empleado, resultarían 40.000 acciones para los obreros, o lo que es lo mismo, dos acciones para cada uno.
De una operación similar a esta tendríamos 1.600 votos decisorios en el Consejo de Administración ya que en concreto en esta empresa es necesario poseer 25 acciones para tener un voto.
lo más temido por los oligo-capitalistas es la unión económica de los trabajadores, contra la que nada pueden. Que permanezcamos unidos en ideas, les da exactamente igual.
No nos dejemos engañar como se han dejado engañar algunos sindicalistas de clase cuando los oligocapitalistas han permitido que algún obrero hay accedido a poderes políticos, ya que sin excepción se han convertido rápidamente en oligocapitalistas también. Ha habido una solución individual para ese obrero como para el que le ha tocado la lotería, pero no ha habido solución para el conjunto de la clase trabajadora: obreros de empresas y funcionarios.
Los oligocapitalistas con sus gobiernos, no se han preocupado nunca de una manera global; sólo han ido contentando, con minucias de convenios y migajas así, a los trabajadores. Siguen ambos fomentando las soluciones individuales en el sentido de que todos los trabajadores tengan sus miras puestas en un salario, en las loterías y en tres o cuatro espectáculos de masas y que todos estén pensando a la vez, que él puede ser quien salga de su situación para pasar a la situación de los oligocapitalistas.
Los trabajadores hemos de empezar a familiarizarnos con cifras como VEINTICINCO MIL MILLONES de pesetas ya que un millón de trabajadores por veinticinco mil pesetas cada uno son veinticinco mil millones. Estas cifras sólo están acostumbrados a pronunciarlas los olicocapitalistas y sus secuaces pero no consideran oportuno que nos familiaricemos con ellas los trabajadores.
Entrando es esta dinámica, la meta será: CONTROLAR LA EMPRESA TODOS, accionistas antiguos y trabajadores, no queriendo esto decir que aboguemos por la autogestión. No sabemos cuanto tiempo necesitaremos. Eso dependerá de lo diligentes que seamos en transmitir este mensaje y hacerlo vivo, que no quede en meras palabras; llevarlo a la acción y la gente se ponga a trabajar ya.
El futuro sindical es nuestro si sabemos llevar a cabo toda esta segunda fase del sindicalismo que tenemos planteada para el futuro. Hemos de saber que, procedimientos para controlar existen a cientos, incluso para forzar los precios a la baja en el mercado libre. En un preciso momento, se puede, si el sindicato lo considera oportuno, hacer "Shake out" para hacerse con un paquete de acciones obligando a los oligocapitalistas a venderlas baratas o incluso minusvaloradas, a los trabajadores organizados.
Alguno puede estar pensando que es muy difícil que un obrero que no haya sido escolarizado pueda entender ese lío de ampliaciones, enteros, valor nominal, cotización media, "per" de una empresa etc. Yo les garantizo que es más fácil que entender los puntos negativos y positivos del sub-21, o de la UEFA o de la copa o de las recopa; y, desde luego, mucho más fácil de entender que juega fuera de casa la final, pero si sólo gana por tres goles, entonces pierde. Yo, eso, todavía no lo he entendido. Es cuestión de informar. ¡Nada más! A los oligocapitalistas no les interesa dar esas informaciones.
Como veis, hay mucho que trabajar. Necesitamos gente preparada y abnegada y no payasotes diciendo con pancartas: "Abajo los Señoritos". En todo caso, hemos de llegar todos a ser igual de señoritos; igualarnos todos por arriba, no por abajo, ya que hasta ahora son señoritos los mismos que lo eran y los que han accedido a la nueva casta política, que se han olvidado muy rápidamente de dónde proceden. Hemos de conseguir que todos los trabajadores se mantengan igual de ilusionados con la propiedad de su empresa o de otras, lo mismo que algunos se mantienen ilusionados por los resultados de la liga de fútbol.
Yo mismo he realizado una encuesta a modo de prueba y sin rigor científico-estadístico, pero es revelador que al hablar sobre este tema con más de cien trabajadores de distintas empresas, no he podido encontrar más desolador el panorama. Por ejemplo, nadie me ha sabido decir cuánto cuesta la empresa en la que trabaja. Nadie ha sabido que él puede ser propietario de la veinticinco millonésima parte de su empresa por mil, dos mil o tres mil pesetas.
He comprobado que todos tienen mitificado, como extraño o como lejano e inalcanzable, porque así han sido educados para ello, ese mundo de compra de las empresas.
Es claro también que algunas empresas dan participación a los trabajadores, pero no les interesa que se asocien en un sindicato y se junten a efectos de Consejo de Administración todas las acciones de los empleados.
Más desolador me ha resultado, que la misma ignorancia, o más, las tienen colegas míos de profesión. Es significativo que el otro día un compañero, catedrático de Historia, que como muchos se las da de progresista, me dijera, cuando leía las páginas económicas de un periódico: "No puedo entender ni concebir cómo un profesor de Literatura (lo decía por mí, claro está) se pueda entretener en leer esos números tan prosaicos, tan reaccionarios, tan faltos de contenido ideológico o artístico y tan ligados a los asquerosos capitalistas". Desde luego, estas palabras hablan por sí solas.
Pues así de desolador está el panorama; por eso, tenemos delante una tarea ingente de transformadores de la sociedad, tan engañada en algunos sectores por las estructuras de siempre y como ya lo hemos comprobado, pueden cambiar las personas dirigentes, pero si no cambian las estructuras, el obrero, con más convenios o menos convenios siempre será un esclavo, un explotado y un miserable.
Jesús García Castrillo
Barcelona, Junio, l988
LA DEMOCRACIA ECONÓMICA
DISCURSO PRONUNCIADO EN BARCELONA PARA PRESENTAR LA PONENCIA: "PERSONAL LABORAL (SECTOR PRIVADO)"
CONGRESO C.S.I.F. BARCELONA Junio l988
Presentada por JESÚS GARCÍA CASTRILLO
Compromisario por Málaga
No quisiera hacer una serie de declaraciones de principios, ni tampoco una enumeración de las distintas opciones sindicales, para ver dónde nos encontramos nosotros. Sencillamente, intentaré dar una pinceladas acerca de lo que consideramos que debe ser el sindicalismo a partir de ahora, enmarcado en nuestra sociedad concreta.
Los llamados "sindicatos de clase" se autodenominan la oposición antagónica al sistema capitalista. Esto quiere decir que el objetivo principal de los trabajadores organizados en un sindicato de clase, ha sido intentar fulminar y olvidar el sistema de libre mercado, creyendo firmemente que por ese camino se defenderían mejor los intereses de los trabajadores.
Naturalmente, la historia la confirmado ese espejismo que, en su comienzo, fue una ilusión bienintencionada, pero que, al final, ha supuesto el sacrificio y el esfuerzo sobrehumano de muchos trabajadores desgastados en esa pretensión.
Nuestro papel, no consiste, ni mucho menos, en fustigar a estas organizaciones sindicales, ni competir con ellas. Eso sería absurdo. Antes bien, colaborar con ellas y reconocer las pequeñas conquistas sociales a las que se ha llegado gracias a los denodados esfuerzos de algunos trabajadores a lo largo de los siglos XIX y XX. Me refiero, al hablar de estas organizaciones sindicales, a "Sindicato Obreiro Galego, Solidaridat D'obrers de Catalunya, Solidaridad de Trabajadores Vascos, Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras.
Es hora de que los trabajadores nos demos cuenta de que lo fundamental no es abolir el sistema capitalista sino abolir el oligocapitalismo. Es decir, el que no sean unos pocos solamente los que posean y controlen el capital de las empresas.
Está bien claro que en dos siglos no hemos conseguido abolir el sistema capitalista y donde lo han conseguido se están arrepintiendo, por lo que parece evidente que el sistema idóneo para conseguir la igualdad de todos los ciudadanos no es abolir el sistema capitalista sino hacernos dueños de los medios de producción. Es decir, que todos seamos capitalistas y lleguemos a un estado de PAN-CAPITALISMO. Los medios para conseguir esto intentaré desarrollarlos más adelante.
También hemos de percatarnos de que, con la principal arma que tenemos, que es las huelga, lo que conseguimos es que, a la postre, nos perjudiquemos todos, y los que más, los trabajadores. Por ello creo que hemos de cambiar de tácticas, ya que no es la huelga el arma más eficaz con la que contamos, como se ha creído hasta ahora, aunque, a veces, pueda sernos útil y tengamos que utilizarla con muchísima inteligencia y en circunstancias muy medidas.
¡Nuestra mejor arma es el sindicato independiente; desde el que podamos empezar a aglutinar nuestros pequeños ahorros!
Estamos de acuerdo con los sindicalistas autodenominados "de clase" en que las organizaciones sindicales potenciadas por dictaduras no han llegado a nada sino a fomentar odios y rencores. A estos sindicatos se les llama "sindicatos de represión". A nosotros, iniciadores del Sindicato Independiente, lo de los nombres nos da lo mismo; el caso es que no podemos compartir ni colaborar con ninguna de estas organizaciones sindicales ya que parten del error, que es la dictadura; y "quien parte del error, cuanto más lógico, peor".
Nosotros, sindicalistas independientes, reconocemos que partimos con ventajas ya que, cuando unos pocos funcionarios del Estado comenzábamos a asociarnos, contábamos ya con el resto de las experiencias sindicales, obtenidas durante dos siglos, y contábamos también con la constatación del atasco al que han llegado los distintos sindicatos, del que no pueden salir. Para salir de ese atasco hemos sido los funcionarios de las administración española los que hemos potenciado este sindicalismo independiente porque hemos acumulado el bagaje que nos ha dado la experiencia de haber tenido que administrar los distintos regímenes económicos y políticos que se han sucedido durante estos dos siglos.
El sindicalismo independiente debe exigir que, no sólo el funcionario sino también el trabajador de la empresa privada sea independiente del poder político en dos sentidos:
1) Que no sea correa de transmisión de ningún partido político.
2) Que no esté sujeto a los cambios políticos en el poder.
Los que somos hijos y nietos de maestros, funcionarios de la República o de las monarquías, hemos sabido lo que son las persecuciones y lo necesario que hubiera sido siempre el sindicalismo independiente. Aunque hayamos sido los funcionarios de la administración los impulsores del sindicalismo independiente, hemos tenido claro que no hemos sido corporativistas como malintencionadamente se nos pretende insultar, puesto que el sindicato independiente defiende los intereses de todos los trabajadores.
Nuestro sindicato no pretende, pues, defender los intereses de los cuerpos de las administraciones del Estado solamente. Este ha sido el comienzo de las organización en sus primeras fases. Nosotros no hemos tenido un líder sindical que se subiera al podio para deslumbrar a la muchedumbre. En nuestro sindicato independiente hemos sido miles y miles de "líderes" callados, eficientes y abnegados funcionarios de la administración, que sin afán de protagonismo nos hemos asociado espontáneamente porque coincidíamos en lo fundamental que era nuestro INDEPENDENTISMO, y como sabemos que no somos los únicos con visión de futuro, sino que la mayoría de los trabajadores tiene esa misma visión, es por lo que estamos dando a conocer nuestra asociación sindical independiente al resto de trabajadores de todas las empresas de España.
Algunos afiliados a sindicatos autodenominados "de clase" creen que somos un sindicato de los que ellos llaman "de Conciliación". Pues... ¡Se equivocan!
No dejaremos de explicarles que:
1) Los que ellos llaman sindicatos de Conciliación aceptan la estructura de la sociedad dominada por los oligo-capitalistas y nosotros no la aceptamos.
2) Que no es nuestra intención colaborar de forma eficaz y leal con los patronos con conductas calificadas de responsables, para subordinar las reivindicaciones sindicales al interés general de la nación, ya que ese planteamiento constituye meras palabras y por simplista es en sí una estupidez.
¡NUESTRO PAPEL SINDICAL SUPONE UN GRAN SALTO EN LA EVOLUCIÓN SINDICAL, ANÁLOGO A UNA MUTACIÓN GENÉTICA!.
Hemos de acostumbrarnos a que nuestros planteamientos sindicales suenen casi a blasfemia a los antiguos sindicalistas; pero hemos de ser muy comprensivos con ellos, ya que, los más ancianos han tenido que luchar como en la selva, sin tregua, haciendo de los sindicatos de clase casi un fin un sí mismo. El sindicato no es un fin en sí mismo, sino un medio organizativo para que, a través de él, consigamos una vida digna para todos.
De la misma manera que la Revolución Francesa había creado las condiciones necesarias para el desarrollo del movimiento obrero europeo, somos los sindicalistas independientes los que tememos que crear las condiciones necesarias para el futuro sindicalismo. Para ello, no podemos quedarnos anquilosados en las reivindicaciones iniciadas por Anselmo Lorenzo y Pablo Iglesias, aunque sigamos de la mano de las más viejos sindicalistas defendiendo todo lo que aún no está conseguido en lo referente a reducción de jornada, seguridades sociales, accidentes y enfermedades profesionales, etc.
Tampoco podemos olvidar principios tan claros como los del preámbulo del "Memorial a la Clase Obrera": aquello tan sabido de que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la misma clase obrera". Somos los que hemos surgido de la clase obrera, de pequeños industriales, de funcionarios de las distintas administraciones en tiempos de la República o de la Dictadura, y hemos tenido la suerte de acceder a medios intelectuales y universitarios, junto con el resto de los trabajadores manuales, los que hemos de marcar caminos de emancipación, porque los oligo-capitalistas lo tienen todo: tienen a los políticos, fieles hasta el paroxismo, nos tienen a los funcionarioss para trabajar para ellos y tienen al resto de los trabajadores en sus fábricas.
No podemos olvidar tampoco que la emancipación de la clase obrera no es una lucha para conseguir privilegios ni monopolios de clase sino que es una lucha por idénticos deberes y derechos para destruir precisamente toda dominación de clase.
Desde luego, hacemos nuestra, como continuadores sindicales, una idea fundamental y es que "la sumisión económica del obrero bajo los propietarios de los medios de producción (a los que yo llamo oligo-capitalistas) es la fuente de esclavitud, de miseria social, de atrofia espiritual y de dependencia política".
El mensaje que tenemos que transmitir es que el odio a los oligo-capitalistas no conduce a nada, y que la única manera de repartir consiste en hacernos los propietarios de los medios de producción.
La burguesía, en su afán de conservar el oligo-capitalismo, ha aprovechado cualquier coyuntura favorable para limitar los derechos adquiridos por los trabajadores y así, los oligo-capitalistas aprovecharon el fascismo y el nazismo para controlar a la clase obrera y seguir siendo oligo-capitalistas.
Nuestros padres, abuelos y bisabuelos trabajaron y se asociaron no para que sus hijos y nietos siguieran siendo controlados a cambio de unas mejoras salariales y cuatro cosillas más, sino para que sus hijos y nietos llegaran a ser propietarios de las empresas. Nosotros hemos de conservar la calma y no fomentar odios a los nietos de los que aplastaron a nuestros abuelos ni a los que han aprovechado el sistema oligo-capitalista y acceder a él. Vamos a hacerles entender que lo que no queremos es ese oligo-capitalismo, que lo que nosotros queremos es el pan-capitalismo, que la empresa sea propiedad de los trabajadores.
Tengamos los ojos bien abiertos porque no nos van a dejar conquistar fácilmente ese derecho, pero podemos entrar de lleno en ese empeño, ya que las condiciones están creadas. Lo que tenemos que hacer es perfeccionarlas.
Hemos estado oyendo a los sindicatos de clase gritar hasta la saciedad: "la tierra para el que la trabaja"; y nada ha conseguido el obrero del campo en este sentido porque las condiciones de acceso a la propiedad de la tierra nunca estuvieron creadas.
Hagamos una reflexión de pretérito ficción: ¿Qué hubiera sucedido si una tierra hubiera estado escriturada, no en hectáreas, sino en decímetros cuadrados? A alguien le puede parecer que sería el minifundismo más ridículo, pero, no me estoy refiriendo a cultivar parcelas de un decímetro cuadrado sino a que una finca pueda ser propiedad no de un latifundista sino de 500 obreros. Pues hubiera ocurrido que con el correr de los tiempos, la tierra hubiera ido a parar a manos de los que la hubieran trabajado.
Contamos con la ventaja de que las grandes empresas industriales están divididas de esa manera y todos los trabajadores tenemos acceso a adquirirlas en parcelas de decímetro cuadrado, no para trabajar cada uno su parcelita, sino para poseer la empresa todos, y lo que va a ocurrir con el correr del tiempo es que la empresa pasará a ser de todos los que la trabajen.
Nuestro PROGRAMA SINDICAL, pues, se puede ir materializando en los siguientes puntos:
1) Empezaremos por exigir una parte de los dividendos repartidos entre los accionistas de la empresa.
2) Cuando haya ampliaciones de capital gratuitas para los accionistas, exigiremos que una parte la adquieran los trabajadores de la empresa por derecho. Esto traerá consigo modificaciones legales en las sociedades anónimas.
3) Seguiremos por informar y formar a los trabajadores que carezcan de suficiente formación económica, sobre los procedimientos de adquirir acciones de la empresa. Las que se realicen a la par del nominal, que el obrero por ser trabajador de la empresa, tenga acceso a la misma ampliación y que el obrero pueda adquirir acciones nuevas, pero de momento no esté autorizado a vender los derechos que le correspondan por ser obrero, y sí pueda vender los derechos que le correspondan por ser accionista, naturalmente. Este punto habrá que desarrollarlo en cuanto a legislación, ya que tendrá que estar en vigor hasta que todos tengan la suficiente formación como para poder decidir libremente sobre el destino de sus derechos.
4) Hemos de convencer a todos los trabajadores, de que más de de DOS MIL MILLONES de pesetas, jugados a las distintas loterías cada semana por los trabajadores españoles, son una payasada fomentada sin ninguna clase de pudor y sin vergüenza, por políticos indecorosos y por todos lo que quieren perpetuar el oligo-capitalismo; y que esas doscientas, o mil, o dos mil pesetas semanales que se le arrebatan al obrero, constituyen una de las mayores canalladas, ya que se les ha hecho creer a los trabajadores, que ejercen su libertad al ir a comprar o sellar los boletos.
5) Apoyaremos a cualquier gobierno (no olvidemos nunca nuestro independentismo) que no castigue fiscalmente al obrero que invierta sus exiguos ahorros comprando parte de su empresa o de otras, eximiendo de impuestos estas compras y subvencionando los costos de las transmisiones en vez de subvencionar culturetas de barrio o fiestas verbeneras.
6) Apoyaremos, sin ser correa de transmisión de nadie, a los grupos políticos que trabajen para que las leyes se cambien o se acomoden en los términos anteriores a favor de los trabajadores.
Consideramos que lo que en otros tiempos fue válido como acicate de lucha, hoy puede constituir un sinsentido como aquello que querían los sindicatos de clase de abolir el capitalismo, ya que hasta las mentes menos dotadas por la naturaleza se han percatado de que es el menos malo de los sistemas y algunos nostálgicos sindicalistas todavía hablan de "lucha contra la máquina" o de "abolir el trabajo de la mujer", cuando, a donde debemos de llegar es a ser dueños de la máquina.
Veamos un ejemplo teórico:
Una empresa como la "Renault" que tiene en circulación, o lo que es lo mismo, que la propiedad de la empresa está dividida en VEINTITRÉS MILLONES DE ACCIONES. Cada acción tiene un valor nominal de mil pesetas. Esto quiere decir que cada entero vale diez pesetas ya que cada entero es el 1% del nominal.
El día que cotiza a 600 enteros, quiere decir que cada acción cuesta 6000 pesetas. Es decir, que si ese día teóricamente se hubiera podido comprar, toda la empresa hubiera costado CIENTO TREINTA Y OCHO MIL MILLONES.
Si los trabajadores españoles despilfarran al mes OCHO MIL MILLONES, teóricamente hubiéramos podido comprar toda la Renault en 17 meses. Esto resultaría de comprar la empresa en el mercado libre de valores, en Bolsa, y no digo nada si exigimos que dividendos y ampliaciones pasen en una parte, por derecho, a los trabajadores.
Que no se desanimen los más pesimistas ya que esto es infinitamente menos utópico que el que al final del siglo XVIII los niños dejaran de trabajar 14 horas al día para conseguir una mala comida.
Imaginemos que esta misma empresa realiza una ampliación, libre de gastos, de 1 por 50, quiere decir que se ampliarían 460.000 acciones. Si trabajan en la empresa 20.000 empleados y exigimos una acción por cada cinco años trabajados en la empresa (que no es mucho pedir, precisamente), a una media de 10 años trabajados por cada empleado, resultarían 40.000 acciones para los obreros, o lo que es lo mismo, dos acciones para cada uno.
De una operación similar a esta tendríamos 1.600 votos decisorios en el Consejo de Administración ya que en concreto en esta empresa es necesario poseer 25 acciones para tener un voto.
lo más temido por los oligo-capitalistas es la unión económica de los trabajadores, contra la que nada pueden. Que permanezcamos unidos en ideas, les da exactamente igual.
No nos dejemos engañar como se han dejado engañar algunos sindicalistas de clase cuando los oligocapitalistas han permitido que algún obrero hay accedido a poderes políticos, ya que sin excepción se han convertido rápidamente en oligocapitalistas también. Ha habido una solución individual para ese obrero como para el que le ha tocado la lotería, pero no ha habido solución para el conjunto de la clase trabajadora: obreros de empresas y funcionarios.
Los oligocapitalistas con sus gobiernos, no se han preocupado nunca de una manera global; sólo han ido contentando, con minucias de convenios y migajas así, a los trabajadores. Siguen ambos fomentando las soluciones individuales en el sentido de que todos los trabajadores tengan sus miras puestas en un salario, en las loterías y en tres o cuatro espectáculos de masas y que todos estén pensando a la vez, que él puede ser quien salga de su situación para pasar a la situación de los oligocapitalistas.
Los trabajadores hemos de empezar a familiarizarnos con cifras como VEINTICINCO MIL MILLONES de pesetas ya que un millón de trabajadores por veinticinco mil pesetas cada uno son veinticinco mil millones. Estas cifras sólo están acostumbrados a pronunciarlas los olicocapitalistas y sus secuaces pero no consideran oportuno que nos familiaricemos con ellas los trabajadores.
Entrando es esta dinámica, la meta será: CONTROLAR LA EMPRESA TODOS, accionistas antiguos y trabajadores, no queriendo esto decir que aboguemos por la autogestión. No sabemos cuanto tiempo necesitaremos. Eso dependerá de lo diligentes que seamos en transmitir este mensaje y hacerlo vivo, que no quede en meras palabras; llevarlo a la acción y la gente se ponga a trabajar ya.
El futuro sindical es nuestro si sabemos llevar a cabo toda esta segunda fase del sindicalismo que tenemos planteada para el futuro. Hemos de saber que, procedimientos para controlar existen a cientos, incluso para forzar los precios a la baja en el mercado libre. En un preciso momento, se puede, si el sindicato lo considera oportuno, hacer "Shake out" para hacerse con un paquete de acciones obligando a los oligocapitalistas a venderlas baratas o incluso minusvaloradas, a los trabajadores organizados.
Alguno puede estar pensando que es muy difícil que un obrero que no haya sido escolarizado pueda entender ese lío de ampliaciones, enteros, valor nominal, cotización media, "per" de una empresa etc. Yo les garantizo que es más fácil que entender los puntos negativos y positivos del sub-21, o de la UEFA o de la copa o de las recopa; y, desde luego, mucho más fácil de entender que juega fuera de casa la final, pero si sólo gana por tres goles, entonces pierde. Yo, eso, todavía no lo he entendido. Es cuestión de informar. ¡Nada más! A los oligocapitalistas no les interesa dar esas informaciones.
Como veis, hay mucho que trabajar. Necesitamos gente preparada y abnegada y no payasotes diciendo con pancartas: "Abajo los Señoritos". En todo caso, hemos de llegar todos a ser igual de señoritos; igualarnos todos por arriba, no por abajo, ya que hasta ahora son señoritos los mismos que lo eran y los que han accedido a la nueva casta política, que se han olvidado muy rápidamente de dónde proceden. Hemos de conseguir que todos los trabajadores se mantengan igual de ilusionados con la propiedad de su empresa o de otras, lo mismo que algunos se mantienen ilusionados por los resultados de la liga de fútbol.
Yo mismo he realizado una encuesta a modo de prueba y sin rigor científico-estadístico, pero es revelador que al hablar sobre este tema con más de cien trabajadores de distintas empresas, no he podido encontrar más desolador el panorama. Por ejemplo, nadie me ha sabido decir cuánto cuesta la empresa en la que trabaja. Nadie ha sabido que él puede ser propietario de la veinticinco millonésima parte de su empresa por mil, dos mil o tres mil pesetas.
He comprobado que todos tienen mitificado, como extraño o como lejano e inalcanzable, porque así han sido educados para ello, ese mundo de compra de las empresas.
Es claro también que algunas empresas dan participación a los trabajadores, pero no les interesa que se asocien en un sindicato y se junten a efectos de Consejo de Administración todas las acciones de los empleados.
Más desolador me ha resultado, que la misma ignorancia, o más, las tienen colegas míos de profesión. Es significativo que el otro día un compañero, catedrático de Historia, que como muchos se las da de progresista, me dijera, cuando leía las páginas económicas de un periódico: "No puedo entender ni concebir cómo un profesor de Literatura (lo decía por mí, claro está) se pueda entretener en leer esos números tan prosaicos, tan reaccionarios, tan faltos de contenido ideológico o artístico y tan ligados a los asquerosos capitalistas". Desde luego, estas palabras hablan por sí solas.
Pues así de desolador está el panorama; por eso, tenemos delante una tarea ingente de transformadores de la sociedad, tan engañada en algunos sectores por las estructuras de siempre y como ya lo hemos comprobado, pueden cambiar las personas dirigentes, pero si no cambian las estructuras, el obrero, con más convenios o menos convenios siempre será un esclavo, un explotado y un miserable.
Jesús García Castrillo
Barcelona, Junio, l988

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