miércoles, 4 de julio de 2012

UN VASCO ANÓNIMO COMENTA

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2 comentarios:

  1. Con todo respeto a las dos personas versadas que aquí polemizan: lo fundamental en una lengua es la estructura no el léxico. La estructura es el esqueleto la parte más sólida y permanente de una lengua. El léxico es la parte más volátil y efímera de una lengua. Las coincidencias lexicales prueban el contacto no el parentesco. Desde el punto de vista estructural el euskara es una lengua aglutinante mientras que el armenio es fusionante. Evidentemente entre el vasco y el armenio han habido contactos (directos o por terceros pueblos) pero no queda establecida ninguna relación de parentesco. Un saludo muy respetuoso a todos los que contribuyen al esclarecimiento de este apasionante tema especialmente al Prof. Jesús Castrillo.

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  2. Amigo anónimo: No se trata de polemizar sino de aportar lo que cada cual sabe e investiga. El vasco actual constituye tal mezcla que aunque parezca inextricable, estoy seguro que en el futuro surgirán jóvenes investigadores que cojan el relevo y descifren lo que es posible conocer de la lengua euskara, porque hoy día, está tan inextricablemente enredada que sólo “teselas” aisladas vamos componiendo, de ese gran mosaico. Desde luego, las hipótesis subvencionadas por los presupuestos del estado en múltiples tesis doctorales, que suponen fijado hasta el sistema fonológico del euskara primitivo prehistórico, e incluso se ha llegado a fijar a partir de un supuesto ibérico totalmente inexistente, científicamente es broma de mal gusto para un lingüista, aunque pueda ser rentable para otros aspectos de la vida. lejanos a la ciencia.
    Personalmente opino que, desde el punto de vista de la ciencia lingüística constituyó un error gravísimo la involuntaria eliminación de las distintas hablas euskaras de los distintos valles y comarcas con la buena intención, equivocada, de aglutinar el euskera en una unidad idiomática, por favorecer la unidad de comunicación de todos los habitantes de la llamada Euskalerría. De todos los dialectos vascos, que tomó Koldo Mitxelena para elaborar el batúa, va quedando poco, y ahora los niños que salen de las ikastolas ya hablan una mezcla casi inextricable de lenguas prerromanas, de las que se conservan restos estructurales, como usted muy bien apunta; con un adstrato amplísimo de latín vulgar, e incluso clásico; de un superestrato no sólo armenio, léxico, morfológico e incluso sintáctico, del que quedan casos como el ergativo, o el vigesimal en los números y un sin fin de etcéteras, sino de otras lenguas karvelianas e incluso del georgiano, familiarmente distante del armenio, y sobre todo un adstrato de las lenguas romances circundantes. Los aspectos históricos con colaterales a las investigaciones pero importantes, sin duda, que hay que seguir investigando. Gracias por su aportación. Un cordial saludo.

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